lunes, 2 de junio de 2014

48 Las Minas del Rey Soplomón

Las minas antipersona tienen su origen en la Primera Guerra Mundial, cuando los soldados alemanes colocaban explosivos y detonadores a ras de suelo para impedir el avance de los tanques franceses o británicos. El manejo de estas armas era muy sencillo, por lo que el enemigo se las solía llevar para usarlas en contra de sus anteriores dueños. Esto condujo a la fabricación de minas sensibles a pesos mucho más ligeros, destinadas a frenar a los propios soldados. Desde ese momento, y gracias en parte a su bajo coste, se convirtieron en una de las armas más comunes en el "arte" de la guerra.

Aunque la colocación de estas minas tenía en principio intenciones militares, la realidad es que a lo largo de la historia sus principales víctimas han sido los civiles. Por ejemplo, con el fin de expulsar a la población de algún territorio, una práctica muy habitual ha sido diseminar minas sensibles incluso al peso de niños. Esto ha llevado a que después de un conflicto bélico las minas hayan permanecido donde se las enterró, y eso haya dificultado la vuelta a la normalidad de las familias que vivían en esas zonas, especialmente las dedicadas a la agricultura. De hecho estas minas no se vendían para provocar la muerte del que las pisaba sino sólo su mutilación, ya que en guerra un soldado inútil se considera más perjudicial que uno muerto: gasta recursos que no puede producir.

Debido a todo este horror absurdo, en 1992 se creó la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas (ICBL por sus siglas en inglés) mediante la unión de seis organizaciones humanitarias. Gracias a sus campañas, en 1997 consiguieron que 122 países firmasen el Tratado de Ottawa sobre la prohibición de la fabricación, almacenamiento y transferencia de minas antipersona, así como su destrucción. En 2013 el número de países subió a 161, pero entre ellos todavía se encontraban las ausencias notables de Estados Unidos, Rusia, China, etc. Debido a los logros de este avance, la ICBL recibió el premio Nobel de la paz en 1997.

Jan quiso mostrar toda esta realidad en su trabajo, y para ello ambientó este cómic en la Nebulosa de las Perplejidades, un conjunto de siete planetas muy cercanos:

  • Altivón: Sede del gobierno desde donde el rey Soplomón y sus ministros administran la Nebulosa.
  • Asterote: El planeta en el que se fabrica comida a partir de los deshechos de la industria bélica, y que es distribuida a todos los planetas. Es controlado por Altivón. Superlópez no llega a visitarlo.
  • Maja: Es donde viven los fisiquimibiólogos que acogen a Martha y a Chico. 
  • Electro: Dedicado a la agricultura (cultivo de muebles y electrodomésticos), vende sus productos a Mitrope.
  • Mitrope: Regido por un culto religioso integrista que reprime a las mujeres y exalta las maravillas de morir por una mina (una parodia del islamismo radical). Sus habitantes trabajan uniendo las piezas de las armas que les suministra Altivón y que luego compran los habitantes de Targeto.
  • Targeto: El planeta de los traficantes de armas.
  • Celedo: Muy parecido a Electro. En su satélite se ocultan unos científicos revolucionarios que han descubierto un sistema para inutilizar las minas antipersona de Altivón.


Altivón somete al resto de planetas inspirando el miedo de posibles invasiones entre ellos. De ese modo consigue que compren su armamento (principalmente minas) a Targeto, cuyas piezas a su vez se montan en Mitrope. Tanto Maja como Electro y Celedo intentan oponerse a este sistema, pero su poder militar es muy inferior. Sólo conseguirán nivelar sus fuerzas cuando Superlópez se libere de la presa de los gobernantes de Altivón, que lo secuestraron para intentar clonarlo y usarlo como arma.

Jan utiliza las minas antipersona como punto de partida para retratar un tema mucho más complejo, el de la industria armamentística. Se trata de un conglomerado de empresas con unos lazos tan fuertes con el poder político que han acabado formando lo que Eisenhower llamó "complejo industrial-militar", en el que por desgracia los límites entre uno y otro son demasiado difusos. Esta industria no sólo se encarga de la fabricación y venta de instrumentos de destrucción, sino que además gran parte de sus recursos los pone a disposición de departamentos de investigación y desarrollo en los que la eficacia significa "matar más y mejor". Se calcula que más de medio millón de científicos en el mundo están dedicados al I+D con fines militares, acaparando un 30% de la inversión mundial en I+D. Como el nombre de la Nebulosa, es para quedarse "perplejo". Jan volverá a tratar este tema en #La Feria de la Muerte.

El título del cómic hace referencia al libro Las Minas del Rey Salomón (1885), de H. Rider Haggard, pero las conexiones entre uno y otro empiezan y acaban en la polisemia de la palabra "minas". Su argumento trata sobre las aventuras y peligros que viven en África un grupo de exploradores en el que se encuentra Allan Quatermain. Fue la novela que creó un género de ficción muy característico de la Inglaterra Victoriana, el descubrimiento de mundos perdidos y míticos.

Después de probar con algunas portadas, Jan por primera vez rotula algunos textos con el ordenador, pero de momento sólo los cuadros de narrativa y los de los extraterrestres para enfatizar que hablan en otro idioma. El tipo de letra que usa para distinguirlos es OCR-A font.


Las Minas del Rey Soplomón fue publicado originalmente en el Olé! nº32 en 1998, y fue recopilado en el Super Humor nº7 en 2001.


Portadas




Viñeta a Viñeta

Ilustración
Jan parodia un poema de Quevedo:

¡Ah de la vida!

"¡Ah de la vida!"... ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.

¡Que sin poder saber cómo ni a dónde
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.

Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.

En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.

Página 1 viñeta 1
El autobús va de "ahí" a "hallá".

Página 1 viñeta 2
Una "galaxia muy, muy lejana", una referencia a la introducción de las películas de Star Wars. La frase se repite varias veces en el cómic.

Página 9 viñeta 2
A pesar de lo que se llame "Nebulosa" realmente es un conjunto de al menos siete planetas muy cercanos.

Página 19 viñeta 5
Un Olé de Mortadelo.

Página 23 viñeta 7
Superlópez pisa un "sembrado de electrodomésticos". Recuerda al viaje vigésimo primero de Memorias de las Estrellas, de Stanislaw Lem (el libro apareció en Un Camello Subió al Tranvía en Grenoble y el Tranvía le Está Mordiendo la Pierna):

"Me encontraba en el borde de un campo, al parecer cultivado, pero lo que en él crecía no tenía nada que ver ni con coles ni con girasoles: no eran plantas, sino mesitas de noche. Por si fuera poco, de trecho en trecho se veían entre las hileras, bastante rectas, vitrinas y taburetes. Al cabo de un rato de pensar, llegué a la conclusión de que eran productos de una civilización bióticas."

Página 29 viñeta 6
La oveja Dolly fue uno de los fenómenos científicos de 1997. Fue el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta como resultado de la investigación de una universidad escocesa.

Página 43 viñeta 5
"Morir con las bragas puestas" es una parodia de "morir con las botas puestas", una frase hecha que surgió a finales del s. XIX en EEUU para referirse a vaqueros que morían a tiros o ahorcados, aunque según algunos lingüistas la frase es muy anterior.

Página 55 viñeta 7
Una errata: "a explotado".

Página 60 viñeta 10
"Altivón no vale una mina" es una parodia de la frase que se le atribuye a Enrique IV en 1593: "París bien vale una misa". Durante las Guerras de la Religión francesas entre protestantes y católicos, este Rey de Navarra tuvo la oportunidad de llegar al trono francés, algo a lo que se oponían la Liga Católica, el Papa y Felipe II de España debido al culto protestante que profesaba el candidato. Enrique IV intentó hacer valer sus derechos mediante la guerra, pero como le fue imposible conquistar París decidió ganar la corona mediante la conversión al catolicismo (o si no, fingiéndola).


Bibliografía

Las Minas Del Rey Soplomón
Colección Ole! nº32 (29x21cm)
Ediciones B, Octubre 1998
ISBN: 84-406-8777-X

Super Humor Superlópez nº7
Tomo recopilatorio (29x21cm)
Ediciones B, Enero 2001
2ªed. Diciembre 2003
ISBN: 84-666-0004-3

Las Mejores Historietas del Cómic Español
Las Mejores Historietas del Cómic Español nº29
Unidad Editorial, Agosto 2005
ISBN: 84-96507-47-5
ISBN obra completa: 84-96507-18-1

2 comentarios:

Sauce dijo...

Los traficantes de armas con la cabeza de humo me recuerdan a los “hombres grises" de la novela Momo, de Michael Ende (autor de La historia interminable), negociantes sin escrúpulos que no paran de fumar y que en realidad son humo. Lorenzo D'Aló (Historia de una gaviota) dirigió una película allá por el 2001.

Peúbe dijo...

Pues me apunto el libro, que es un clásico y no lo he podido leer todavía.